La importancia de las relaciones interpersonales en la felicidad

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En los últimos años, la desestructuración social y el crecimiento del individualismo y la atomización en los países occidentales han propiciado un incremento de la soledad, inductora de diversas patologías asociadas a la salud mental.

Las relaciones sociales son una necesidad básica (Diener et al., 2003) y un determinante principal en la felicidad de los individuos (Argyle, 2001). Para los psicólogos y para la mejora del bienestar subjetivo, la toma en consideración de las relaciones interpersonales, de confianza y de apoyo, es cada vez más notable (Bruni, 2010). A esta manera de expresar el arraigo y la integración se denomina «encontrar tu sitio en la sociedad» (Pichler, 2006).

Existen relaciones de diversa naturaleza y se pueden clasificar siguiendo la tipología de los lazos fuertes y los lazos débiles. Es un lugar común en la literatura que las interacciones en el seno de la familia, con los amigos, los vecinos, la comunidad y con los compañeros de trabajo incrementan a priori la felicidad y la satisfacción de las personas, mientras que la soledad y la falta de contacto social hacen decrecer el bienestar subjetivo (Helliwell y Putnam, 2004).

Sin embargo, las investigaciones establecen que la calidad, la cantidad y la naturaleza de los vínculos son factores a tener en cuenta (Bartolini y Bilancini, 2010). Los «lazos fuertes» (interacción social informal con familiares y amigos cercanos) se caracterizan por la sociabilidad auténtica, el afecto, la no-instrumentalidad, la expresividad, la intimidad y la homogeneidad; elementos que hacen que su contribución al bienestar sea en principio superior al de los lazos débiles (que se pueden denominar por su símil aplicativo: los conocidos, los contactos…) (Pena-López, Sánchez-Santos, Membiela-Pollán, 2017).

Las razones citadas también modelan de una manera diferente la contribución de la pertenencia del individuo a las organizaciones y las asociaciones. Una vez más, los estudios advierten que la pertenencia a organizaciones sociales de tipo altruista y no utilitarista (asociaciones religiosas, ong’s, organizaciones caritativas, culturales y deportivas) favorece positivamente la felicidad y la satisfacción vital, mientras que la interacción social formal en el seno de organizaciones políticas, profesionales o sindicales (asociaciones tipo Olson, modelo rent-seekers) no guardan un vínculo tan claro con el bienestar subjetivo, hallándose en muchas ocasiones una correlación de tipo negativo (Bruni y Stanca, 2008).

Para finalizar, cabe señalar que la relacionalidad, como factor determinante del bienestar subjetivo, se encuentra vinculada —en la mayor parte de los casos bidireccionalmente— con otros factores que a su vez repercuten en la felicidad y la satisfacción vital, tales como: la personalidad, la salud física y mental, el estado civil, las características personales de sexo, edad y raza, la religión, el trabajo, el hábitat de residencia, la política, el ocio y tiempo libre, la confianza y la seguridad, la educación, las condiciones micro y macroeconómicas y la cultura (Membiela-Pollán, 2016).