¿Qué enfermedades se ocultan en las verrugas en el cuello?

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CIUDAD DE MÉXICO.- Las verrugas en el cuello son muy comunes pero lo que pocos saben es que en realidad no son verrugas, sino tumores benignos que alertan sobre la presencia de enfermedades metabólicas. Esto es todo lo que tienes que saber al respecto.

Rosa María Ponce, dermatoncóloga y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) menciona que el nombre correcto de las verrugas en el cuello es acrocordones y aunque no son malignos, debemos atenderlos por el significado que tienen.

Otros nombres médicos que se le dan a estas protuberancias de la piel son fibromas blandos y papiloma cutáneo, aunque la experta aclara que no tienen nada que ver con el virus del papiloma humano o VPH.

Los acrocordones son de los tumores benignos más comunes y tienen una base pequeña, así como volumen pediculado. A diferencia de las verrugas virales, no se contagian ni salen por que tengamos las defensas bajas o deficiencia de algunas vitaminas. La realidad es que son causadas por enfermedades ocultas que aquí te detallamos.

La doctora Ponce destaca que los acrocordones aparecen con más frecuencia a partir de los 30 años y afecta por igual a hombres y mujeres. No se sabe con exactitud cuántas personas padecen este problema de la piel, pero se ha visto que es el principal motivo de consulta dermatológica, seguidos de los lunares y los bultos rojos en la piel.

Cuando los acrocordones o fibromas blandos aumentan en poco tiempo o de forma brusca y se acompañan de un ennegrecimiento de la piel, podría alertar diabetes, aunque en algunos casos también es señal de un tumor interno.

Por su parte, si aparecen muchos en pocos meses, puede que sean un indicador de enfermedades adyacentes o un marcador previo de una neoplasia dormida.

En caso de que los padres tengan acrocordones en el cuello, es muy probable que sus hijos los tengan también porque son hereditarios.

No todas las protuberancias que se tienen en el cuello son acrocordones, existe otro tipo de tumor cutáneo benigno llamado queratosis seborreica, que se caracteriza por crecimientos aplanados en la piel.

En general, los acrocordones son milimétricos y apenas pueden percibirse, mientras que otros pueden llegar a medir entre dos o más centímetros. En casos muy raros pueden llegar a medir hasta 10 centímetros.

Principalmente, los acrocordones crecen en el cuello, pero también en otras zonas con pliegues como las axilas, la ingle y la cara, especialmente los párpados. Por lo general no duelen ni cambian de color y se componen de la misma piel plegada y corrugada, menciona el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos.

El Manual MSD destaca que hay personas que con el roce de la ropa o piel cercana sí pueden sentir irritación, dolor y hasta sangrado.

Un error muy común es intentar quitarse los acrocordones usando hilo quirúrgico, cabello o hasta con ácidos supuestamente hechos para quitar verrugas, sin embargo, eso solo incrementa el riesgo de infecciones o que se necrose la piel, por lo que solo un dermatólogo debe quitarlas.

Los especialistas generalmente usan una tijera quirúrgica para eliminarlos o también se puede usar crioterapia con aplicación de nitrógeno líquido durante unos días. Es importante destacar que en el mercado hay productos que simulan este tratamiento, pero por no saber usarlos puede haber un daño en la piel.

La ventaja de acudir con un dermatólogo es que los acrocordones no vuelven a salir porque se realizan procedimientos especializados para ello.