Gobierno federal donará 3.500 millones de dólares a Pemex para reducir su deuda

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La Secretaría de Hacienda ha informado de que además de la inyección de capital se disminuirá la carga fiscal de la petrolera para mejorar su posición financiera

La Administración de López Obrador ha doblado su apuesta para salvar las débiles finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex). Este lunes la Secretaría de Hacienda ha informado de que hará una aportación patrimonial a la petrolera estatal de 3.500 millones de dólares para que Pemex realice una recompra de bonos que a su vez le permitan reducir su deuda externa. La deuda global de la compañía estatal rebasa los 113.000 millones de dólares, convirtiéndola en la petrolera más endeudada del mundo.

La Secretaría de Hacienda también ha detallado que Pemex realizará una operación de recompra y manejo de pasivos principalmente enfocado en la parte corta y media de la curva de rendimientos de la empresa, con los objetivos de reducir el riesgo de refinanciamiento. “En esta operación, Pemex brinda a los tenedores de bonos en dólares la opción de intercambiar bonos con vencimiento entre 2024 y 2030 por una combinación de un nuevo bono a 10 años y efectivo, y ofrece recomprar bonos con vencimiento entre 2044 y 2060″, refiere. La operación no contempla refinanciar los vencimientos de 2022 y 2023, dado el compromiso por parte de Hacienda para asegurar el presupuesto de apoyo a la petrolera estatal con las aportaciones patrimoniales necesarias para cubrirlas.

La Secretaría encabezada por Rogelio Ramírez de la O ha insistido en que en la segunda parte del sexenio de López Obrador se intensificará su coordinación con Pemex para mejorar la posición financiera de la petrolera e incluso realizará cambios en la estructura corporativa y Dirección de la Empresa, encaminados a lograr la consecución de los objetivos planteados. “Se implementarán estructuras financieras que permitan al sector público coinvertir en proyectos de exploración y extracción y que permitan mejorar la estructura de la deuda de la petrolera.

Desde el inicio de su Gobierno, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dejado claro que la apuesta de su Administración es el rescate de las empresas energéticas del Estado, tanto Pemex como de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). En el caso de la petrolera más endeudada del mundo, con un pasivo global superior a los 115.000 millones de dólares, el plan de salvamento pasa por una reforma energética, un incremento de recursos públicos y menor carga fiscal para el siguiente año. Como en años anteriores, Pemex pagará menos por concepto del Derecho de Utilidad Compartida (DUC), un impuesto que descenderá del 52% a 40% el siguiente año. De acuerdo con la Secretaría de Hacienda, esta inyección de capital no tendrá un impacto en el gasto público o en el Presupuesto de Egresos.

Fluvio Ruiz, analista energético y ex consejero de Pemex, explica que la inyección de capital es una ayuda significativa del Gobierno para contribuir al fortalecimiento de la petrolera, pero es insuficiente si no se contempla, en paralelo, una modificación profunda a su régimen fiscal. “Pemex siempre es rentable antes de impuestos y ya no lo es después de impuestos. Pemex sigue teniendo un régimen fiscal que sigue siendo muy asfixiante. Durante años, el endeudamiento de Pemex sirvió para que la carátula financiera del país no se deteriorara tanto, por este régimen fiscal”, asevera. Ruiz apunta también que el anuncio de la petrolera dirigida por Octavio Romero sugiere que en los próximos meses se reanudarán las alianzas para que la empresa pueda explorar y explotar yacimientos. “En el balance, Pemex sigue aportando mucho más al Estado de lo que recibe”, zanja.

El especialista del sector energético, Luis Miguel Labardini, recordó que desde el año pasado el Gobierno hizo una primera inyección de capital a Pemex. Labardini insistió en que tanto la aportación de recursos como la reestructuración de los vencimientos de deuda —que se prolonga a 10 años— son medidas significativas, que en definitiva darán un balón de oxígeno a la petrolera. “Desde el punto de vista de Pemex como empresa es la aportación de un accionista que reconoce la necesidad de que la empresa no solamente esté contribuyendo al Estado, sino que pueda recuperar sus finanzas públicas a partir del desastroso año que resultó 2020 debido a la caída del precio del barril”, comentó.

En contraste, la analista Gabriela Siller advirtió de que esta nueva inyección del Gobierno a favor de Pemex puede ser “un pozo sin fondo” que presiona las finanzas públicas y representa un riesgo para la calificación crediticia de la deuda soberana de México. “Lo mejor sería que PEMEX vendiera parte de sus activos y redujera el costo de operación. Con la venta de activos podría pagar deuda y empezar a ser financieramente autónoma”, refirió.

Aunque a nivel global el precio del crudo ha ido al alza, Pemex sigue reportando pérdidas. Al tercer trimestre del año, la petrolera estatal reportó pérdidas por 77.000 millones de pesos, un resultado que contrastó con la utilidad de 1.411 millones de pesos registrada en el tercer trimestre de 2020, de acuerdo con su reporte financiero enviado a la Bolsa Mexicana de Valores. Según la petrolera, el resultado negativo se debió a una pérdida cambiaria y al aumento en el pago de impuestos y derechos. “Al tercer trimestre de 2021, dichos impuestos representan el 25,8% de los ingresos por ventas totales de Pemex, los cuales constituyen una parte sustancial de los ingresos fiscales del Gobierno Federal”, explicaron los directivos. Las ventas totales de la petrolera, y mayor contribuyente del país, en ese periodo rebasaron los 384.700 millones de pesos, lo que supuso un aumento del 60% respecto a las ventas registradas en el mismo periodo de 2020.